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domingo, 27 de febrero de 2011


El amor se halla en esas pocas líneas, el amor tal como lo querría y como no lo tiene. O quizá como no lo haya tenido nunca. Porque el amor no es y no puede ser siemple un perfecto afecto. No se trata de costumbre o de amabilidad. El amor es locura, es el corazón que late a dos mil por hora cuando te mira, aunque no signifiques nada para él, la luz que surge de noche en pleno atardecer, las ganas de despertarse por la mañana sólo porque sabes que lo verás. El amor es ese grito que ahoga la llama y le hace comprender que es hora de cambiar. Él. Recuerda momentos pasados en su presencia, las cosas ocuridas, por minúsculas que hayan sido, su pelo, sus ojos, su boca, sus lunares, su perfecta sonrisa. Pero no sabe hablar, no se ve capaz al no ser que él se lance. No está hecho para ello. Ella se acobarda. Y caen las ojas, y parecen soles, y cae la nieve de espuma sobre el mar. Y dos están juntos que parece un final.

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