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lunes, 18 de junio de 2012

Más allá de la razón

Hago esto por razones más allá de la razón, por corazones que volarán nuestro caparazón por los aires, sí. Vamos a bailar por los aires como los niños perdidos, más maduros que los adultos que no saben seguirnos si quieren volar al sol, volar a nuestro sol interno y encadenarnos al infierno y hacernos un solar. Dejarnos secos en la barra de un bar y preguntar: ¿qué vas a tomar?, y contestar: un vaso de agua, para regar mi lucidez. Lucifer me engañó en su fragua y no habrá segunda vez y el que sufra con el agua ya sabrá lo que debe hacer. Yo bebí un mar por cada barco que zarpó y cuando tanta sal me sobra salgo a patinar al hielo, porque prefiero vivir bajo el cielo, a vivir sobre él, ya que, viajé a la luna y descubrí que allí no hay miel, y al volver, mis lágrimas iluminaron las estrellas. Sus estelas regaron el interior de las botellas que bebemos, dejando el sabor fuerte y agridulce que precede a estos labios degustando su disfrute, pues, en una boca encuentro a la mejor amiga. Solo quiero beber besos, ojalá que lo consiga mientras ojos incrédulos señalan al cielo, bailaremos al son de nuestro vuelo más allá de la razón.

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