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viernes, 4 de marzo de 2011

Tiempo de cambios. Quizás


Sabes? No pido nada más que estar entre tus brazos. Te encuentro irresistible. No voy a decir que no puedo vivir sin ti y que eres la razón de mi ser, vamos a ser realistas. Despertemos de una vez. ¿Por qué cada vez que dicen tu nombre, que te veo o me cruzo contigo me da un vuelco el corazón? O mejor dicho, un golpe en el estómago. Pero un golpe suave y agradable, de esos que piensas (relájate!!). La típica sensación de las mariposas. Me gustaría saber que es eso realmente. ¿Por qué notamos esa sensación en el estómago, únicamente cuando nos pasan cosas de estas? En realidad sabemos que las cosas más bonitas son las que ocurren en los momentos menos inesperados. Las que no se planifican, las que ocurren de casualidad. Cuando no imaginas con verlo esa tarde, ZAS! aparece, enfrente tuya. Cuando vas distraída y te lo cruzas en un pasillo, te saluda, contestas de forma mecánica y luego te tiras por el suelo. Todavía recuerdo la primera vez que te oía hablar, de verdad, no cuatro voces, si no de verdad. Todo me recuerda a lo mismo. ¿No es una bonita letra? Según Silvia, da mucho de sí. Sé que es lo peor que puedo hacer, en cualquier sentido, estar ahí, parada, esperando a saber quien sabe qué, pero sigo esperando, desperdiciando las horas a mi antojo. Amo esa sensación de estar a un centímetro del suelo, y cuando no me doy cuenta, vuelves a mi cabeza. En realidad no sé que estoy haciendo, no sé a que coño espero. Soy consciente de ello, se que soy complicada, se que la situación es complicada, aunque a veces solo hay que darse un poco de vidilla e ir a por todas.

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